viernes, 27 de marzo de 2015

Cuando tu enemigo es... tu propio cuerpo!

Pasa el tiempo, sigo corriendo, pero muchas cosas han cambiado...
ahora me olvido de tiempos, me olvido de carreras, me olvido de poner fechas a los objetivos, ahora... ahora le reconozco, ahora se quien es, ese, mi gran enemigo: mi cuerpo.
Si, mi propio cuerpo. Ese que constantemente me quiere parar ofreciéndome un repertorio de dolores, dolencias, molestias, trastornos, y males de índole variada, a veces reconocidos, otras veces incapaz de saber el porqué de los mismos, pero que han conseguido que diga vale, basta, acepto que no podré seguir el camino que me marco...
pero al mismo tiempo, el hecho de reconocer a mi enemigo, el aceptar que las cosas no siempre van a seguir el camino esperado, me ha hecho ver el desvío que había tomado mi ilusión.Qué es lo que quiero yo? Que estoy haciendo? Para que empecé con esto del trail?
Muchas cosas estoy intentando decir sin estar contando nada.
Es sencillo, llevo tiempo (demasiado) corriendo con dolor. Unos soleos demasiado cortos que sobrecargan, una cadera torcida que me gira la rodilla, una periostitis siempre dispuesta a darme una buena sesión de dolor, un vientre con un extraño don a producir calambres, un estómago propenso a las arcadas, un cuerpo al que le cuesta encontrarse con facilidad, al que le gustan las "pájaras"...y todo esto mezclado en un bombo que entra en sorteo cada vez que salgo a entrenar, a correr. Hasta  pasados los primeros dos kilómetros no se que va a entrar en juego. Si como, porque como, si no lo hago porque no lo hago, si descanso entre salidas me cuesta más coger el ritmo, si descanso menos sobrecargo, y si intento tener controlado todo siempre hay algún mal nuevo dispuesto a intentar  echarme atrás!
Y entonces, la pregunta: pues para que correr? porqué sigues con algo que te hace sufrir?
La respuesta es muy sencilla: porque me hace feliz!
Porque llega ese día que sales, y sólo tocar la tierra, se te van un poco las tensiones del día, y empiezas a trotar, y aunque tienes tus males, ves que "los engranajes" se van acoplando, que empiezas a mirar para un lado, y te hace gracia una flor que hay por ahí, y sigues corriendo, la sobrecarga te da algún toque, pero miras adelante, hacia esa subida que se ve por ahí delante, donde te suena que hay un desvío por el que nunca has pasado, y ya vas hacia allá, y llevas un rato sin pensar en los calambres, no han aparecido hoy, pero da igual, porque ni te acuerdas de que existen. Y sin ni siquiera mirar, sin ni siquiera pensar en la distancia que llevas, o a cuanto estarás del coche cuando llegarás ahí arriba de esa cuesta, ya estás subiendo, sudando, sufriendo, pero disfrutando! y llegas arriba. Y te sientes bien. Y miras el paisaje. Y te crees el puto amo del mundo. Seguramente en realidad llevaré sólo unos pocos kilómetros... otras veces más,  me da igual. En ese momento soy la reina. Esa es mi meta. Mi mente se ha ido. No hay trabajo, ni estrés, ni problemas... estoy yo y la cima de esa pequeña cuesta que ha sido mi carrera de hoy.
Mi imagen del porqué empecé a correr era verme encima de una roca, saltando de una a otra, subiendo cimas, bajando caminos irreconocibles, cogiendo flores entre cuesta y cuesta, arrancar a correr, parar a hacer una foto, llegar a ningún sitio y tirarme en el suelo como si  hubiera cruzado las más épica de todas las metas, cuando en realidad simplemente he llegado a un prado donde puedo sentir la naturaleza en todo su esplendor. Conseguir que el mundo se pare y se olvide de mi un rato, conseguir que mi mente se olvide del mundo otro rato, mojarme bajo la lluvia, quemarme bajo el sol, ver sólo árboles a mi alrededor, asustarme sólo porque un jabalí sale fugazmente a mi paso, levantar la vista y ver planear a un halcón. Eso es lo que yo veía en mi mente... eso es lo que veo... y eso es lo que quiero seguir viendo.
Me da igual si hoy hago un kilómetro o si mañana hago 30, me da igual si bajo mi mmp o si no me acerco nunca más a ella. Carreras? si, alguna de vez en cuando, con mi hermano, con amigas, una fiesta, el ambiente, claro que también me gusta, pero yo tenía un enemigo, mi cuerpo, pero esto ha cambiado. Decidí no correr contra él, empecé a correr con él, en el fondo es con el que voy a tener que correr el resto de mi vida.